El óvalo facial descolgado es síntoma inequívoco del paso del tiempo. La generación de colágeno y elastina por parte del organismo se ralentiza poco a poco a partir de los 40 años, o incluso antes en algunas personas, lo que provoca que los músculos del rostro comiencen a perder su elasticidad.
Progresivamente se aprecia cómo la piel va cayendo por ambos lados del mentón, envejeciendo así la imagen de la persona afectada. Sin embargo hay una serie de soluciones y medidas preventivas que contribuyen a evitar esta consecuencia y a recuperar la forma original del rostro, e incluso la luminosidad natural de la piel.
Soluciones para reafirmar el óvalo facial descolgado
A continuación se exponen las soluciones no quirúrgicas más eficaces para lograr recobrar la firmeza de la musculatura facial. Se aconseja encarecidamente consultar con un especialista antes de tomar una decisión final; sus recomendaciones siempre deben ser tenidas en cuenta.
Hilos tensores
Estos pequeños hilos se inyectan en las zonas más afectadas por la pérdida de tonificación con el objetivo de lograr una fibrosis en torno a los mismos. Esta reacción natural provoca un interesante efecto lifting de origen natural. Los hilos servirán para guiar al colágeno hacia el área deseada.
Sus efectos son fácilmente visibles a partir de las tres semanas. Es necesario someterse a sesiones de mantenimiento una vez al trimestre para prolongar los efectos positivos de una opción que cada vez acumula más adeptos.
Ácido hialurónico
Esta sustancia la genera el organismo de manera natural, pero a partir de los 45 años lo hace en menor medida. Para inyectarla se utiliza la técnica habitual de la mesoterapia, un tratamiento prácticamente indoloro utilizado para la prevención del envejecimiento facial.
Este tipo de ácido es bien aceptado por el cuerpo, al no identificarlo como una amenaza. De hecho, su uso incluso estimula su producción natural, así como la del colágeno y la elastina.
Se suele usar también para el relleno de los labios y de las arrugas de expresión que los rodean. Y, al tratarse de un material que reabsorbe el cuerpo, su eficacia es absoluta. El uso lógico de este ácido permite ir modelando el óvalo facial poco a poco, para evitar caer en estridencias que alteren bruscamente la naturalidad del rostro.
Hidroxiapatita cálcica
Las partículas de hidroxiapatita de calcio se incorporan a un gel que, mediante mesoterapia, se inyecta directamente en el área que más lo requiere. Este componente afecta a la producción del colágeno aumentándola. Resulta necesario destacar que los efectos de este procedimiento son progresivos y que los resultados se aprecian con el paso de las semanas y de los meses.
El gel que sirve de base se reabsorbe, pero las partículas siguen desempeñando su trabajo de forma correcta, logrando así que el nivel de colágeno siempre sea el más idóneo.
Ácido poliláctico
Es otra sustancia generadora de colágeno que se aplica en forma de gel. Además, el organismo también produce una mayor cantidad de tejido en torno a la zona de la cara que recibe el tratamiento.
La unión de ambos factores produce un aumento de la tensión muscular en todo el rostro, así como la reducción progresiva de la flacidez. Al no presentar efectos secundarios, es una terapia muy recomendada por parte de los especialistas.
Cremas reafirmantes
Están compuestas de sustancias como el dimetilaminoetanol, los péptidos tensores, el colágeno, el ácido hialurónico, la vitamina C o los antioxidantes en general. Las cremas faciales compuestas por estos componentes tienen una gran eficacia en el problema del descolgamiento del óvalo facial.
Parece lógico deducir que su uso a partir de los 35 años puede conseguir que la piel vaya absorbiendo los nutrientes que va a perder a partir de los 40. Por eso, como medida preventiva resulta muy recomendable para evitar las consecuencias ya descritas.
Tratamiento de bioestimulación
Es una alternativa tan completa como recomendable, puesto que suele basarse en el uso de una serie de opciones entre las que se encuentran algunas arriba mencionadas. El proceso a seguir conlleva que un especialista determine cuáles son las peculiaridades de la piel de cada paciente, de manera individualizada, y cuáles son las alternativas a su alcance para corregir los problemas que pudiera experimentar.
Lo habitual es apostar por la mesoterapia para inyectar un combinado de ácido hialurónico, colágeno y elastina, estimulando así la regeneración de las células y de la musculatura afectada. Dependiendo de cada opción, así serán los resultados y el tiempo necesario para poderlos apreciar.
Ninguno de los tratamientos arriba expuestos es invasivo, dado que buscan que sea el propio cuerpo el que vuelva a generar las sustancias encargadas de mantener el óvalo facial mucho más firme. Así, la reabsorción de las sustancias mencionadas es total, y la mejora de la imagen es progresiva, llegando a ser casi definitiva en un buen número de casos.