Con el comienzo del nuevo año nos planteamos realizar cambios en nuestra forma de vida y elaboramos una lista de buenos propósitos. El problema radica en que acaban olvidándose al poco tiempo. Todos los años por estas fechas hay dos que casi nunca faltan en nuestra lista: me pondré a dieta y haré ejercicio.
Para que este año no caigan en saco roto, te propongo una serie de consejos útiles y sencillos.
Con respecto a la dieta:
- Hacer 5 comidas diarias.
- En las comidas principales tomar hidratos de carbono complejos o de absorción lenta. Con ellos las moléculas de glucosa se liberan poco a poco, por lo que sus niveles en sangre se mantienen más bajos y estables. Así estaremos saciados durante más tiempo. Alimentos ricos en hidratos de carbono de absorción lenta son: arroz y cereales integrales, hortalizas, legumbres, pan integral, frutas y verduras.
- Evitar los fritos, la comida basura, los tentempiés calóricos (patatas frita, bollería…) los refrescos carbonatados, los zumos envasados y el alcohol.
- Tomar lácteos y derivados desnatados.
- Bebe 1,5 litros de agua al día.
Con respecto al ejercicio:
- “No hay tiempo de no hacerlo”.
- El ejercicio físico es el complemento ideal para la dieta y sobre todo para una vida sana. Incorporarlo a nuestra rutina diaria es fundamental. Todo vale: andar, correr, bici, nadar, gimnasio… y por supuesto, puedes ejercitar tu cuerpo con electrofitness. El tiempo ya no es una excusa para no estar en forma.
- Lo más difícil del ejercicio es comenzar a hacerlo: una vez que lo estás haciendo de forma regular, lo más difícil es parar de hacerlo.
Ánimo, que si se quiere se puede.