La gran mayoría de personas sufren piel seca en algún momento de su vida. Aparece ante la disminución de los niveles de hidratación de la piel, lo cual puede deberse a dos motivos. Por un lado, la barrera cutánea puede estar dañada, de forma que el agua se escapa. Por otro, la hidratación interna y externa que recibe la piel no es suficiente. En ambos casos hay que saber con exactitud cuáles son las causas de la piel seca y escamosa para tratarla adecuadamente.
¿Qué es la piel seca y escamosa?
La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y cumple funciones muy importantes, como la de actuar a modo de barrera protectora y regular la temperatura. Ahora bien, para cumplir dichas funciones de forma adecuada debe tener los niveles de hidratación óptimos. Pero esto no siempre es así.
Cuando la piel está seca, es decir, cuando presenta bajos niveles de hidratación, disminuye su capacidad para retener el agua. Se ve enrojecida, descamada, rugosa y rígida y, en muchos casos, aparecen molestos picores e incluso grietas.
Si la deshidratación es extrema, la piel tiende a contraerse y a volverse muy frágil, lo que puede dar lugar a la aparición de grietas cutáneas, sobre todo en zonas como los codos o los talones.
Por suerte, una buena rutina de cuidado de la piel puede ayudar a recuperar su salud y su belleza natural.
Síntomas de la piel seca y escamosa: la mejor forma de identificarla
Lo primero que ha de tenerse en cuenta es que la piel seca no se presenta de forma repentina, sino gradual. Es un proceso progresivo, a lo largo del tiempo. Sus primeros signos son la rigidez y la rugosidad en áreas como manos y talones. No suelen causar demasiadas molestias, así que no se suelen tomar medidas al respecto, lo que hace que la deshidratación vaya aumentando.
La piel está cada vez más rugosa y áspera al tacto, como si se tratara de papel lija. Además, presenta enrojecimiento en las zonas más delicadas y sensibles. También es normal sentir tirantez, sobre todo después de la ducha o el baño.
En los casos más extremos, surgen las temidas grietas, que incluso pueden llegar a sangrar.
¿Cuándo prestar especial atención?
Ahora que ya conoces los síntomas de la piel seca y escamosa, es necesario tener en cuenta que cuando se presentan ciertos síntomas hay que prestar cierta atención, controlar la piel y sería recomendable acudir al médico especialista para su revisión. Algunos de los más importantes son:
- Piel muy enrojecida y áspera
- Piel con grietas
- Si se produce un sangrado entre los pliegues
Las 6 causas más comunes de la piel seca y escamosa
Este tipo de piel puede darse por diversos motivos, conocerlos nos ayudará a ponerle remedio y evitar tener una piel seca y agrietada. Algunas causas se deben a factores externos, como la climatología o el tipo de jabón o productos utilizados; y otras a la propia condición del paciente, como el tipo de piel o la edad. Las causas más frecuentes de padecer piel seca y escamosa son las siguientes:
El tipo de piel, la piel seca tiende a ser escamosa
En líneas generales, existen cuatro tipos de piel: normal, mixta, seca o grasa. Pues bien, del mismo modo que las personas con la piel grasa suelen sufrir brotes de acné, quienes tienen la piel seca tienen tendencia a la descamación. Y por lo tanto, a presentar este tipo de piel.
La edad y la disminución de sebo
La producción de sebo disminuye a medida que pasan los años. Este es uno de los principales motivos por los que la piel se seca y se agrieta en personas de más de 40 años.
Otros problemas de salud
Padecer sequedad y descamación en la piel también puede deberse a otros problemas de salud. Algunas enfermedades o sus tratamientos pueden provocar que la piel se reseque, como ocurre con el cáncer por ejemplo. Según la Sociedad Americana de Cáncer, la piel seca es uno de los efectos secundarios de los tratamientos del cáncer, como la quimioterapia o la radioterapia. Como vemos, existen ciertas enfermedades, que por ellas mismas o debido a los tratamientos para combatirlas pueden derivar en problemas en la piel, como la dermatitis atópica, la queratosis pilaris, la psoriasis o la diabetes.
Factores climatológicos que alteran nuestra piel
La falta de humedad es otro de los factores que puede producir este tipo de piel. Si no hay demasiada humedad en el ambiente, algo habitual en los meses de invierno, la probabilidad de que la piel se reseque es más alta. A esto hay que sumar las bajas temperaturas y las rachas de viento, que resecan en gran medida la superficie cutánea. Además, en verano, el aire seco también puede descamar y secar la piel ya que hace que esta pierda humedad.
Las duchas de agua caliente, un gran enemigo para la piel
Aunque durante los meses de invierno resulte muy apetecible darse una ducha o un baño de agua caliente, no es lo más recomendable para la salud de la piel porque favorece la sequedad. Es mucho más recomendable ducharse con agua tibia para evitar la sequedad y la tirantez de la piel.
Los componentes de los productos aplicados
Y, por último, muchos productos, cremas, tónicos y jabones están formulados con ingredientes que eliminan la grasa acumulada sobre la superficie de la piel. Lo mejor es elegir productos naturales que mantengan parte de esa grasa porque así la piel está hidratada y flexible.
A modo de conclusión, cabe destacar la importancia de estar muy atento a los síntomas de la piel seca y escamosa. Hay que acudir cuanto antes a un centro médico de referencia para conocer las causas y elegir el mejor tratamiento.