La salud de la piel es crucial para mantener un aspecto sano y joven. Por ello, la limpieza de cutis casera es una manera ideal de mantener un rostro sano y cuidado. Para limpiezas esporádicas podemos recurrir a limpiezas caseras con productos del hogar para abrir los poros, e incluso hacer una exfoliación superficial. Con todo ello se consiguen resultados fantásticos para tener una piel limpia, sana y que refleje juventud.
Limpieza de cutis casera: todos los pasos a seguir
Para realizar una limpieza de cutis casera solo hace falta seguir unos sencillos pasos. Si se realizan estas acciones un par de veces por semana se conseguirán unos resultados radiantes.
1. Limpiar la piel en profundidad
La piel del rostro sufre más de lo que podemos pensar. El maquillaje, el tiempo y la contaminación son factores que afectan a diario a la piel, por eso, el primer paso es limpiarla.
Para una limpieza adecuada se deben emplear jabones especiales para el rostro o leches limpiadoras. De esta manera, se podrán retirar los excesos de maquillaje y partículas que puedan existir sin que la piel sufra.
Si además esta acción se realiza para desmaquillar la cara, será importante que se comience por los ojos y luego se pase al rostro completo. Será recomendable el uso de algodones desmaquillantes para las distintas zonas. Además, una vez se esté desmaquillada, para evitar que persista cualquier partícula será mejor hacer un lavado de la cara con leche desmaquillante o jabón.
2. Abrir los poros
Este paso es muy importante para que los productos y acciones que le siguen tengan un mayor efecto. Para llevarlo a cabo solo se necesita hervir agua y que se genere vapor. De esta manera los poros del rostro se abrirán permitiendo una limpieza de cutis más completa.
En este paso se puede hervir agua en una cazuela y cuando esté hirviendo tapar con un paño. A continuación, una vez retirada del fuego, se acerca el rostro y se destapa el paño, poniendo este sobre la cabeza para que el vapor impacte de forma directa en el rostro durante varios minutos.
Además, se pueden añadir en el agua varios aceites esenciales para la piel que contribuirán a su relajación y multiplicarán sus beneficios.
3. Exfoliación profunda
En este momento se necesita un producto exfoliante acorde con cada tipo de piel. La mejor forma de aplicarlo será en círculos por toda la cara. Se deberá evitar el contorno de ojos. Además, masajeando de forma más intensa en la zona T (nariz, frente y barbilla) se conseguirán eliminar impurezas tales como puntos negros, piel muerta y grasa.
Limpieza de cutis en casa según el tipo de piel
Dependiendo del tipo de piel se aplicarán los siguientes pasos con algunas modificaciones. Siempre se debe tener en cuenta que hay que emplear los productos adecuados para cada piel que recomienden los profesionales. De esta manera el resultado será ideal, pero si no se utilizan correctamente pueden perjudicar la piel.
Piel normal
En la limpieza se debe asegurar que los jabones sean para rostro. Además, los ingredientes que son recomendables para el tipo de piel normal son el aguacate, el germen de trigo y el coco.
Para esta piel, la rutina mencionada antes no debería suponer ningún problema. Es muy importante que el rostro esté completamente desmaquillado. Además, en la exfoliación es recomendable hacerlo con los propios dedos para que sea más eficaz, sobre todo en las zonas de nariz, frente y barbilla.
Piel mixta
Este tipo de piel requerirá un cuidado especial a la hora de realizar la limpieza. Es recomendable que por la mañana se use un jabón espumoso para las zonas más grasas y por la noche uno en crema suave para las partes más secas.
En este caso, la exfoliación y la hidratación serán fundamentales. La primera para las zonas que tiendan a ser más grasas y la segunda para la parte más seca del rostro.
Para realizar la rutina facial de limpieza se deberán identificar muy bien las diferentes zonas y actuar en consecuencia. Además, se pueden emplear distintos productos como exfoliantes de grano fino o grueso para las distintas zonas.
Al finalizar será muy importante realizar una correcta hidratación, sobre todo en las zonas más secas de la piel.
Piel sensible
Las lociones que se usen en la rutina de limpieza han de ser suaves y solubles en agua. El ingrediente ideal es la leche, ya que de esta manera tanto cremas como exfoliantes serán más suaves con la piel y evitarán que se dañe. Además, tiene un efecto hidratante que es muy necesario en el cuidado de este tipo de piel.
En cuanto a la exfoliación se debe realizar de forma más suave, empleando productos poco agresivos. Además, para que la piel sufra menos es muy recomendable exfoliar con un algodón sin hacer mucha presión, solo de manera superficial para arrastrar solo las células muertas. A continuación la hidratación ha de ser con un producto específico como una mascarilla determinada para este tipo de piel.
Piel seca
Para las pieles secas lo mejor es alejarse del agua demasiado caliente, ya que al abrir los poros se retira la humedad natural de la piel. Por este motivo, en el segundo paso hay que tener especial cuidado. Además, es muy recomendable emplear aceites como el de oliva, el de almendra o el aceite de jojoba para así hidratar y mantener cuidada la piel seca.
La piel seca necesita hidratación con frecuencia. Por ello, en la rutina de limpieza, la apertura de los poros será durante menos tiempo y, tras la exfoliación (suave con un producto con grano fino), se debe realizar una hidratación profunda de la piel con una crema adecuada. Es muy recomendable utilizar una brocha para hidratar y distribuir bien todo el producto.
Cuidar la piel es cuidar de la salud, por eso, la limpieza de cutis casera debe ser algo habitual en la rutina de belleza. Aparte de lo dicho, hay que tener cuenta que aunque el resultado de una limpieza casera puede ser correcta, nunca podrá igualar al resultado obtenido en centros especializados, como la limpieza facial purificante o la microdermoabrasión, que limpian, nutren e hidratan la piel en profundidad obteniendo resultados prolongados durante meses.