El lóbulo de la oreja es uno de los grandes olvidados cuando pensamos en tratamientos de rejuvenecimiento facial. Al encontrarse en el plano del lado de nuestros rostros y ocultarse habitualmente por el cabello, solemos olvidarnos de él, excepto al notar que los orificios para los pendientes se rasgan o los propios pendientes no se mantienen en su posición correcta.
El lóbulo es también susceptible al envejecimiento y pierde parte de su densidad, pudiendo adquirir un aspecto flácido, con poca consistencia e incluso arrugado. Es posible también que se llegue a dar la aparición de arrugas verticales en la zona pre auricular, con lo que el aspecto del pabellón auditivo es de envejecimiento prematuro.
¿A qué se debe la flacidez en el lóbulo?
Existen diversos factores que pueden favorecer la aparición de flacidez en el lóbulo. Uno de ellos es el de utilizar pendientes demasiado pesados. En principio, el lóbulo recuperaría su firmeza y densidad al dejar de usar dichos pendientes durante un tiempo. Sin embargo, incluso cuando parece que un pendiente se sujeta de manera firme y correcta en el lóbulo de nuestra oreja, con el paso del tiempo y el uso repetido se puede producir un estiramiento de la piel por efecto de la gravedad. Dicho estiramiento podría llegar a ser incorregible, salvo recurriendo a tratamientos concretos.
Otra causa puede ser la falta de correcta hidratación. Es recomendable que no dejemos de beber entre uno y dos litros de agua al día. El lóbulo de la oreja forma parte de la piel de nuestro cuerpo, y el estado de hidratación de la piel tiene un efecto directo en su aspecto, firmeza y suavidad.
El exceso de exposición solar puede influir de manera considerable. Como con el resto de nuestra piel, el efecto dañino de una excesiva exposición a la radiación solar puede provocar sequedad y envejecimiento prematuro. Los efectos del sol son acumulativos, así que es muy habitual que se hagan patentes después de pasados varios años. Por ello, debemos cuidar nuestra piel, y en especial el lóbulo, en este caso, de largas exposiciones a la luz solar.
Otra causa del deterioro de nuestros lóbulos podría ser el dejarnos puestos los pendientes para dormir. El movimiento involuntario que hacemos al dormir podría provocar daños que a largo plazo no se podrían reparar si no es con tratamientos. También debemos tener especial cuidado de no aplastarlos o plegarlos al dormir.
Cómo puedo mejorar la flacidez
Para mejorar el estado de flacidez de los lóbulos podemos recurrir a diversos tipos de tratamientos. Lo mejor es la prevención, siguiendo las recomendaciones arriba expuestas, pero una vez que la flacidez ya es una realidad, debes optar por las soluciones que te aportan los tratamientos estéticos.
Uso del ácido hialurónico
La pérdida de densidad del lóbulo puede repararse con el uso de relleno con ácido hialurónico. Con este tipo de relleno se pueden suavizar arrugas o líneas de expresión. Y aplicado al lóbulo podemos obtener una recuperación de firmeza y de volumen de lo más naturales.
Uso de mesoterapia
La mesoterapia consiste en un tratamiento de microinyecciones superficiales que sirven para prevenir el envejecimiento de la piel del lóbulo, eliminar cualquier arruga y recuperar la firmeza. Para la zona preauricular se recurre a la mesoterapia para regenerar las fibras del colágeno. Además, así se consigue recuperar la tersura y suavidad de la piel.
Intervención quirúrgica
Cuando el daño del lóbulo es mayor, por ejemplo al estar rasgado, es posible usar una intervención de cirugía con el objetivo de cerrarlo. Se recurre a anestesia local para paliar cualquier molestia. Pasado un mes de curación, sería posible hacer un nuevo orificio para los pendientes.
En definitiva, si queremos disfrutar de unos lóbulos bonitos y saludables, debemos hidratarnos lo suficiente, evitar largas exposiciones al sol y no utilizar pendientes pesados. Si necesitamos reparar nuestros lóbulos, existen tratamientos profesionales de gran eficacia.