¿Es recomendable la depilación en el embarazo? La mayoría de médicos considera que la depilación láser y el embarazo están contraindicados, por falta de evidencia de estudios que demuestren los efectos sobre el feto de esta técnica. Analizamos esta técnica depilatoria y como debe tratarse durante la gestación.
Depilación láser durante el embarazo
La Organización Mundial de la Salud recomienda evitar toda medicación, los tratamientos, las pruebas de exploración o cualquier tipo de intervención, en la medida de lo posible, durante el período de embarazo. De hecho, la depilación láser está contraindicada en el embarazo y durante la lactancia materna. Además junto con otros estados, como tener la piel recién bronceada, presentar fotosensibilidad (por enfermedad o fármacos), tener varices o problemas importantes de circulación de la sangre. Por otra parte, tampoco es conveniente al presentar un proceso febril o una infección aguda, tener riesgo de cicatrización queloidea, los estados de inmunosupresión o la diabetes no controlada.
Según la Asociación Americana del Embarazo (American Pregnancy Association), no existen estudios que evalúen la seguridad médica del láser durante el embarazo. Esto es motivo más que suficiente para que, médicamente, se desaconseje.
En qué consiste la depilación láser
La depilación láser está basada en la eliminación del vello corporal por medio de energía lumínica. Cualquier equipo técnico de láser actúa a través de la emisión de luz y esta debe ser absorbida por los cromóforos que tiene el pelo. Para entendernos correctamente los cromóforos son sustancias que van a absorber dicha energía y en este caso es la melanina del pelo, de forma que atrapan dicha energía y se calientan, destruyéndose así, en el tallo piloso, las proteínas, por acción de la energía térmica.
Es decir, la energía lumínica se transforma en calor al llegar a la melanina del pelo, y esto se traduce en una fototermólisis selectiva, destruyéndose el bulbo piloso sin que se afecten los tejidos adyacentes. Por este motivo, es menos eficaz en el vello blanco o muy claro.
Los equipos láser del mercado poseen una longitud de onda de entre 700 y 1.400 nm. Dependiendo de la utilización que les vayamos a dar usaremos uno u otro. En la actualidad, existen diferentes sistemas de láser, así como de fuentes de luz pulsada cuya emisión está dentro del rango de fotodepilación (entre 600 y 1.200 nm). Se usan además sistemas de enfriamiento, como el hielo, el gel criógeno, el zafiro u otros metales que van a limitar el daño epidérmico que pueda causar la absorción competitiva de la melanina de la epidermis de los tejidos de alrededor.
Efectos secundarios de la depilación láser
Pueden producirse algunos efectos secundarios, como en cualquier otra técnica que se aplique sobre la piel o el pelo. Por este motivo, se desaconseja también su uso durante el embarazo o la lactancia.
Los siguientes efectos secundarios son los más habituales tras la depilación láser:
- Eritema o enrojecimiento de la zona.
- Edema o la inflamación de la zona perifolicular.
- Dolor durante la aplicación del láser.
Mucho menos frecuentes son los siguientes síntomas o efectos secundarios: sufrir hiper o hipopigmentación, foliculitis, costras, cicatrices y edema palpebral alrededor de ojos o desarrollar fotosensibilidad.
La depilación láser debe realizarse por parte de profesionales expertos y debe seguirse un protocolo de actuación para evitar tanto los efectos secundarios como que personal no profesional aplique esta técnica a personas en las que está contraindicada, como son las embarazadas o las madres lactantes. Por tanto, se aconseja el asesoramiento del médico estético antes de cualquier tipo de depilación con láser o luz pulsada.
Protocolo de actuación para la depilación láser
Antes de realizar la depilación láser, se debe seguir un protocolo sencillo pero necesario. Si se acude a un centro donde no se aplica un protocolo similar, es posible que estos tratamientos no estén suficientemente garantizados:
- Valoración del paciente por parte de un médico estético que va a realizar la historia clínica y una exploración física para conocer las características de la piel o el fototipo y conocer las características del pelo. Es decir, tanto el grosor y color como la fase de crecimiento. En la zona que se desea depilar, se va a aplicar aquel procedimiento técnico más eficaz.
- Se realiza una serie de recomendaciones al cliente o usuario para que tome precauciones ante los rayos uva y a la hora de tomar el sol; saber cómo debe realizar la depilación de las zonas entre las sesiones de láser o qué cremas fotoprotectoras usar.
- Es preceptivo que el usuario firme una hoja de consentimiento informado y se realicen fotografías de la zona, para delimitarla. Hay casos en los que será necesario rasurar la zona antes de que se aplique el láser.
- En el momento del tratamiento o de la aplicación del láser, tanto el personal como el usuario deberán llevar gafas protectoras y la piel debe estar completamente limpia, sin restos de grasas, cremas o medicamentos que produzcan pérdida de calor por reflexión. Si el usuario presenta zonas de especial densidad folicular, el médico estético puede recomendar la aplicación de un anestésico tópico
Respecto a la cantidad de sesiones y al intervalo entre ellas, dependerá de la zona a depilar, del fototipo de la piel del usuario y del color del pelo. La depilación facial es algo más compleja que la corporal y por este motivo, se suele aconsejar el uso de luz pulsada intensa.
La seguridad y eficacia del láser
Para que el usuario se asegure de que el tratamiento es eficaz y no está contraindicado en su caso, como en el de las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, es necesario acudir a una clínica médico estética donde le realizarán el tratamiento profesionales acreditados.
Se puede acudir al médico estético previamente para hablar sobre la posible incompatibilidad o las contraindicaciones de la depilación láser, para cada caso particular.
En conclusión, la depilación láser es un método altamente eficaz para eliminar el vello corporal y una técnica que deben realizar profesionales con la formación adecuada y en centros clínicos especializados que proporcionen todas las garantías previamente al tratamiento, durante este y tras su ejecución. Esta técnica no puede ser recomendada a las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, dado que no se han realizado estudios que ofrezcan la garantía de su total inocuidad.