El acné juvenil es una reacción hormonal típica de la pubertad, que suele aparecer entre los 12 y 25 años de forma transitoria. El 80% de los jóvenes sufre acné juvenil aunque este puede también aparecer entre los adultos que tienen la piel grasa.
Esta reacción, posteriormente desaparece y, si se trata de forma convenientemente, no debe por qué dejar marcas. Pero para ello es importante seguir una serie de recomendaciones.
¿Por qué aparece el acné juvenil?
El acné que padecen los jóvenes se llama «acné vulgaris» y aparece en la cara, el cuello, los hombros, el pecho y la parte superior de la espalda. El acné se debe al sebo que producen las glándulas sebáceas. Los cambios hormonales de la pubertad hacen que dichas glándulas produzcan demasiado sebo, por lo que los poros se obstruyen y las bacterias quedan atrapadas dentro. Entonces se multiplican, y por eso se presentan las espinillas o los granos como pequeñas infecciones.
Los puntos blancos son los que se obstruyen, pero sobresalen en la superficie de la piel. Si se bloquea a mayor profundidad y en su superficie permanece abierto, se denomina punto negro o espinilla. En cambio, los granos rojos aparecen cuando la pared del poro se abre y permite que entren el sebo, las bacterias y las células de piel muertas.
7 recomendaciones para tratar el acné juvenil
Las pequeñas infecciones causadas por el acné son fáciles de remediar y tratar tomando las medidas adecuadas. Son las siguientes:
1. Mantener una higiene correcta
Limpiar la piel con productos específicos por la mañana y por la noche. Estos productos suelen ser antibacterianos, ya que así se evita que las bacterias puedan acumularse y multiplicarse en los poros. A menudo también estos productos controlan la cantidad de sebo presente en la piel, de manera que los poros no puedan llegar a obstruirse. Además, estos productos no deben resecar la piel.
Hoy en día existen muchos limpiadores, tónicos y otras lociones para esta limpieza; de marcas muy diferentes. Cada piel es distinta, por lo que lo ideal es probar distintos hasta dar el que sea efectivo, pero sin que llegue a deshidratarla.
2. Usar una crema hidratante especial para piel grasa
Normalmente, los limpiadores para pieles con acné tienen alcohol, zinc, ácido salicílico y otras sustancias que resecan la piel. También los exfoliantes tienen este efecto porque eliminan tanto las células muertas de la piel como su capa de hidratación natural.
Por eso, una crema hidratante específica ayudará a restablecer el equilibrio del cutis sin engrasarlo ni obstruir de nuevo los poros. De nuevo, algunas pieles necesitan más hidratación que otras, por lo que hay que encontrar la adecuada entre tantos productos disponibles hoy en día.
3. Usar un tratamiento local para espinillas o granos
Según el problema que se tenga, se pueden aplicar tratamientos locales en los granos o espinillas. Suelen ser efectivos los productos con peróxido de benzoilo, ácido glicólico o antibióticos. También se puede acudir al médico para tratamientos más intensos y específicos.
4. No tocar ni manipular los granos
Tocarse a menudo la cara favorece la entrada de bacterias en los poros y el taponamiento de los mismos. Pero, si además se rasca o aprieta la lesión, se pueden provocar cicatrices que permanecerán toda la vida. Si no se hace esto, el acné no dejará marcas.
5. No utilizar maquillaje o elegir un maquillaje especial
Las bases de maquillaje, correctores, coloretes y similares suelen favorecer la acumulación de sebo en los poros y pueden llegar a taponarlos, lo cual puede hacer que aparezca acné o empeorar el problema. Para ello, hay que utilizar maquillaje en cuya etiqueta se indique que es «no comedogénico», que «no produce acné» o que es «adecuado para pieles grasas».
Además, es aconsejable evitar usar maquillaje siempre que se pueda. Es necesario desmaquillarse antes de ir a dormir para limpiar el rostro de impurezas.
6. No llevar el cabello sobre la cara o lavarlo con frecuencia
El cabello también tiene grasa, lo que intensifica el problema de la piel grasa y, además, puede impregnarse de las bacterias del ambiente. Por ello, es conveniente que no roce la cara. Se puede lavar con la frecuencia necesaria y el champú adecuado según el tipo de cabello. Tener en cuenta que cuanto más graso sea, más probabilidad hay de que produzca acné.
7. Cuidado con el sol
Tomar el sol un poco todos los días puede ser positivo. Pero si el acné se trata con antibióticos y derivados del ácido retinoico, hay que tener en cuenta que la piel pierde sus defensas naturales contra el sol y aumenta su sensibilidad. Además, el exceso de sol provoca un «efecto rebote»: el primer día parece que el acné se atenúa, pero después reaparece con más virulencia. También hay que tener en cuenta que el sol y el calor abren los poros, por lo cual hay más probabilidad de tener granos o espinillas.
Seguir un tratamiento estético
A menudo estas medidas son insuficientes y los tratamientos hormonales tienen demasiados efectos secundarios. Por ello, otra manera de combatir el acné con resultados muy satisfactorios y duraderos son los que se basan en la medicina estética. Entre ellos, están los siguientes:
- Oxigenación: después de limpiar la piel, se somete a vapor de ozono. Esto permitirá desincrustar los poros.
- Exfoliación de la piel: en los centros de estética se lleva a cabo una limpieza facial más profunda y específica para el tipo de piel; que cualquier producto que se encuentre en el mercado.
- Aplicación de productos que aporten equilibrio. Los profesionales de estética aplicarán lociones o mascarillas que eviten que la piel se seque al tiempo que la protegen para mantenerla sin acné durante más tiempo.
En definitiva, evitar y acabar con el acné de manera definitiva es fácil, pero requiere seguir estas medidas específicas. Con ello, la piel lucirá tan bella, impecable e iluminada como cualquier otra y se evitará que queden marcas en el futuro.