La piel del rostro es una de las zonas más sensibles del cuerpo, ya que está expuesta de forma diaria a la radiación solar, la contaminación y los cambios de temperatura. Por eso, requiere unos cuidados extras:
Mantén la piel limpia. Este paso es el primero y uno de los más importantes, ya que eliminamos las impurezas de la piel restaurando así su brillo, suavidad y color.
Protégete del sol. Tomar el sol sin crema protectora acelera el envejecimiento y favorece la aparición de patologías dérmicas graves. Por eso, es vital que uses protección todos los días, independientemente de la estación en la que nos encontremos. La cosmética pone a tu disposición multitud de productos con SPF incluido, como es el caso del maquillaje.
Hidrátala. La hidratación es fundamental, ya que aporta brillo, suavidad y elasticidad a la piel. Además de usar la crema que mejor se adapte a tu tipo y tono de piel, es muy importante beber entre 1 y 2 litros de agua al día.
Maquíllate. El verano es el mejor momento para usar maquillaje de tonalidades más oscuras, además de sombras doradas o metalizadas, incluso azul coral y verde aguamarina.