Seguro que alguna vez te has preguntado cómo elegir una crema facial ya que en el mercado actual hay infinidad de cremas disponibles. Cada una de ellas está pensada para un tipo de piel (mixta, grasa, seca o sensible) y para atender a una necesidad concreta (luminosidad, arrugas, hidratación…). Por ello, no todas las cremas sirven para todos los tipos de piel y necesidades, y es muy importante saber elegir cuál es la más adecuada para tu tipo de piel.
¿Cómo elegimos la crema facial adecuada?
En el mercado hay un catálogo muy amplio de cremas disponibles, aunque no todas son adecuadas para todos los tipos de piel. Las necesidades de una persona joven de piel mixta nada tienen que ver con las de una mujer madura de piel seca, por ejemplo.
¿Qué tipo de piel tienes?
Lo primero que hay que tener en cuenta antes de elegir la crema más adecuada, es saber qué tipo de piel se tiene. Los tipos más comunes son:
- La piel mixta tiene un aspecto relativamente brillante y tiende a desarrollar impurezas en la zona T (barbilla, nariz y frente). Sin embargo, la zona de las mejillas suele ser seca. Estos tipos de piel requieren de una crema con un alto poder hidratante y propiedades antioxidantes.
- En cuanto a la piel seca, esta carece de lípidos e hidratación. Es fácil de identificar por su aspecto áspero y tendencia a picar, siendo además muy sensible a los agentes externos, como los cambios de temperatura. La piel seca necesita cremas que proporcionen hidratación y nutrición en profundidad.
- La piel normal presenta poros pequeños, es elástica, suave y de tono rosado; y goza, además, de una buena circulación y elasticidad. Esto no significa que no haya que cuidarla, siendo lo más importante la protección del rostro frente a los agentes externos y los rayos solares. La crema facial para pieles normales debe tener propiedades antioxidantes y SPF.
- Por último, la piel grasa es aquella que produce mayor cantidad de sebo de la necesaria. Sus principales características son tres: poros grandes, piel brillante y tendencia a la aparición de impurezas, como los puntos negros. La crema antiacné sería la más adecuada para estas pieles.
Elige la crema dependiendo de tu edad
Por supuesto, las necesidades de la piel cambian y evolucionan con la edad. Por eso es importante ir adaptando la crema facial a estas, para tratar las características específicas de cada momento.
Las pieles jóvenes necesitan hidratación, así que lo ideal es apostar por cremas con más cantidad de agua que de aceite. El principal objetivo es minimizar los poros, controlar los brotes de acné y mejorar la textura de la piel.
A partir de los 30 años comienzan a aparecer los primeros signos de la edad, sobre todo en el contorno de ojos. El organismo comienza poco a poco a producir cada vez menos colágeno, así que las pieles adultas requieren de cremas hidratantes ricas en vitamina C y ácido hialurónico, que permiten también unificar el tono de la piel, haciendo así que el rostro se vea bello y terso.
Y, por último, las pieles maduras a partir de los 40 años necesitan conservar el colágeno y las vitaminas para ralentizar el proceso de envejecimiento. Por eso las cremas idóneas para este tipo deben ser altas en aceite y ácido hialurónico para nutrir la piel en profundidad.
¿Qué objetivo quieres conseguir con la crema?
El objetivo será diferente en función de la época del año y de los cambios que experimente el rostro. Por ejemplo, las con exceso de grasa y con tendencia acneica, suelen necesitar una crema específica para combatir el acné en periodos de estrés.
Es necesario valorar las necesidades de la piel en el momento de adquirir una crema, ya que es necesario considerar otros aspectos que se quieran tratar como la elasticidad, hidratación, tratamiento antiarrugas o incluso eliminación de manchas faciales.
Por supuesto, es fundamental que la crema esté testada dermatológicamente. Solo así puede asegurarse al 100% que cumplirá con lo prometido. Visto todo lo anterior, es el momento de elegir la mejor crema facial y empezar a cuidar la piel.