La rosácea es una afección de la piel bastante habitual que se caracteriza por las rojeces que pueden aparecer en la cara, especialmente en las mejillas, y cuello. Para saber cómo tratar la rosácea es importante seguir una serie de recomendaciones, ya que de lo contrario, los errores son frecuentes debido al desconocimiento de esta afección cutánea. Siguiendo las siguientes indicaciones y siendo conscientes de los errores que no hay que cometer conseguirás mantener los brotes de rosácea bajo control.
Cómo tratar la rosácea: estos son los errores más frecuentes
Algunos errores que se cometen cuando se padece de piel sensible con rosácea causan que esta empeore y que los brotes incrementen su frecuencia y su intensidad. Por ello, a continuación analizamos los errores que se cometen habitualmente para tenerlos en cuenta:
Lavar la cara con agua.
Este error es, posiblemente, el más común a la hora de cuidar una piel con rosácea. Al contrario de la creencia popular, el agua no es beneficiosa a la hora de limpiar el rostro. La piel que tiene rosácea es sensible y necesita un limpiador específico para su cutis.
Algunos de estos productos son los aceites vegetales o las lociones limpiadoras sin perfume.
Utilizar demasiados productos.
Querer proteger y cuidar la piel, del tipo que sea, puede llevar a este error habitual. En el caso de las personas con rosácea es especialmente grave, ya que si se abusa de los productos de cosmética y belleza los síntomas pueden empeorar.
El exceso de cremas y cosméticos de protección a veces causa el efecto contrario, haciendo que el estado de la piel vaya a peor. Para evitarlo, lo más aconsejable es recurrir a pocos productos indicados para las pieles con rosácea y no aumentar la cantidad.
No aplicar el protector solar de forma adecuada.
La crema protectora del sol es fundamental para las personas que padecen rosácea y hay que escoger una crema de protección 50 como mínimo. Esta debe estar indicada para la piel del rostro y, si además es para pieles sensibles y con rosácea, tendrá un mejor efecto.
Aplicar la crema protectora debe ser algo habitual que se ha de realizar y para ello hay que extenderla por todo el rostro para proteger todas las zonas afectadas. Además es conveniente evitar el sol, sobre todo en las horas del medio día, ya que es cuando mayor incidencia tiene, y en invierno resguardarnos de las bajas temperaturas para evitar el desencadenamiento de un brote por el frío.
No hacer parches de prueba con un nuevo producto.
Cuando se introduce un nuevo producto hay que realizar un parche de prueba sobre un espacio reducido de la piel para comprobar que no genera alergias o respuestas contrarias.
Realizar este procedimiento es especialmente necesario si se padece alguna dolencia como la rosácea, ya que de esta forma se comprueba la reacción de la piel ante el producto sin causar daños significativos.
Introducir un nuevo producto de forma brusca.
Si se introduce un producto nuevo a diario, la piel puede reaccionar negativamente. Es un error frecuente que se comete y para evitarlo lo más recomendable es utilizar el nuevo producto cada cinco días al principio. Si no hay reacción negativa ni durante ni después, se puede aumentar la frecuencia, así hasta que sea un elemento diario en la rutina de belleza.
Técnicas para tratar los rubores de rosácea
Para eliminar o reducir la rosácea hay tratamientos muy indicados para reducir y mejorar el estado de la piel con rojeces.
Aquatherm Skeyndor
Consiste en un sérum balsámico que proporciona un gran alivio a las pieles afectadas. Además, su aplicación ayuda a que la piel se adapte a los cambios del clima y así se evita que se produzcan brotes.
Entre sus ingredientes se encuentra el agua termal y extractos de plantas específicas, muy beneficiosos para tratar las rojeces y otros tipos de problemas como pieles reactivas.
Luz pulsada
La luz pulsada es una de las formas más eficaces de mejorar el estado de la piel con rosácea. Se trata emplear un láser que aplica la luz directamente en la zona afectada. El dermatólogo indicará el número de sesiones necesarias que suele estar entre 4 y 6 para rosáceas leves. Cada sesión es de unos 20-40 minutos.
Con este tratamiento mejora significativamente el estado de la piel. Tras las sesiones el paciente referirá menos brotes y un estado de la piel mejorado.
La rosácea es una afectación cutánea que produce el enrojecimiento de determinadas zonas de la piel. Para disminuir sus síntomas hay que utilizar productos adecuados y no cometer errores comunes. Además, como hemos visto, existen tratamientos eficaces para reducir la incidencia de la rosácea.